jueves, 14 de junio de 2012

John Reed Entrevista a Lenin



ENTREVISTA A LENIN

¿Cuál es su nombre?
Mi nombre es Vladímir Ilich uliánov, comúnmente me conocen como  Lenin.
¿Cuándo nació usted?
Yo nací el 22 de abril de 1870, en Simbirsk- Rusia.
¿Cómo fue su comienzo con el mundo de la política?
En junio de 1887, entré a la facultad de derecho en la Universidad de Kazán.  Allí en Kazán, entré en contacto con círculos revolucionarios, me detuvieron en diciembre de ese mismo año y me expulsaron de la Universidad.  Pero ya, en el año 1892, pude graduarme  con unas notas excelentes y empecé a ejercer de abogado. Después, quise formar a la clase obrera para poder contar con ellos para formar un nuevo partido. Para ello, viajé para conseguir el apoyo de diferentes grupos marxistas pero al volver fui detenido por la policía secreta del Zar, Nicolás II. En la cárcel estuve trabajando sin parar.
¿Luego le deportarían?
Si, fui deportado a la Siberia meridional, cerca de la frontera con China. Allí, contraería matrimonio con Nadezda, una estudiante marxista que me estuvo visitando en la cárcel.
Ello me permitió terminar de redactar mi primera obra fundamental, El desarrollo del capitalismo en Rusia, en la que sostengo que el país semifeudal avanza decididamente hacia el capitalismo industrial.
¿Y qué pasó cuando volvió de Siberia?
Después de casi mil días en Siberia, llevé acabo mi primer exilio en Suiza, donde, junto con Martov, empezaría mi proyecto, la creación de un partido socialdemócrata. Poco después me convertiría en el líder de los marxistas rusos.
¿Después se dividieron o me equivoco?
Nos dividimos, porque tuvimos muchas discrepancias a la hora de estructurar el partido. Los partidarios de Martov era un grupo minoritario que se hicieron llamar “mencheviques”. Mis partidarios, que eran la mayoría del grupo, nos hicieron llamar “bolcheviques
¿Qué me comenta de la Revolución en 1905?
Gracias a esta revolución conseguí volver a Rusia y ponerme al mando de mis partidarios. Pero las esperanzas de que se produjeran nuevos levantamientos no se concretaron y, ante los intentos de la policía por detenerme, a fines del verano siguiente, huí a  Finlandia. El proceso insurreccional había sido un fracaso y el gobierno de los zares volvía a endurecer sus métodos, hasta liquidar totalmente las conquistas logradas por la revolución. Sumida en el pesimismo y las rencillas internas, la fracción bolchevique se resintió con la derrota, hasta tal punto que viejos militantes la abandonaron.
Huyendo de la policía, pasé de Finlandia a Ginebra, donde comencé mi segundo exilio, que se prolongaría hasta 1917. Después, viajé a París donde pasé una de las peores épocas de mi vida, con grandes faltas económicas.
¿Y cuando empezaste a tener gran influencia?
Mientras las grandes potencias ultimaban sus preparativos para la primera conflagración mundial, entre los proletarios rusos creció una gran influencia hacia mi persona.
Fue en este período de defección de los líderes políticos y de desconcierto para los obreros socialistas, cuando me convertí en una primera figura internacional. En mis manos, la doctrina marxista recuperó su sentido transformador y su fuerza revolucionaria.
¿Y por qué fue tan importante el año 1917?
Porque hubo dos revoluciones muy importantes con las que llegarían grandes acontecimientos. Por un lado, la Revolución de febrero de 1917, que tuvo lugar en Rusia, marcó la primera etapa de la Revolución rusa de 1917. Provocó la abdicación del zar Nicolás II. Esta revolución nació como una reacción a la política realizada por el zar, en particular la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, a la que se oponía una alianza principalmente liberal formada por reformistas políticos que querían establecer una asamblea constituyente elegida democráticamente.
Las principales consecuencias de la revolución fueron el hundimiento del régimen autocrático zarista y la formación de un poder de gobierno dual, compartido de manera inestable entre el gobierno provisional y el sóviet de Petrogrado. Esta inestabilidad en el poder llevó finalmente a la Revolución de Octubre de 1917 que acabó con el gobierno provisional y la posterior Guerra Civil Rusa.
¿Estaba de acuerdo con el gobierno provisional?
Un mes después de la abdicación del zar, en abril de 1917, llegué a la estación Finlandia de Petrogrado, tras atravesar Alemania en un vagón blindado proporcionado por el estado mayor alemán. A pesar de las disputas políticas que originaron mis negociaciones con el gobierno del káiser, fui recibido en la capital rusa por una multitud entusiasta que me dio la bienvenida como a un héroe. Pero no me comprometí con el gobierno provisional.
¿Y cómo llegó usted al poder?
Antes de llegar al poder, para hacer frente a la presunta amenaza de un golpe de estado por parte de mis seguidores, en el mes de julio la presidencia del gobierno provisional pasó a manos de un hombre fuerte, Kerenski, en sustitución del príncipe Lvov. Al cabo de unos días aquél ordenó que me detuvieran y me vi obligado a huir de nuevo a Finlandia.
A medida que la situación interna se agravaba, desde el exterior urgí al partido a preparar la sublevación armada.
Ya los bolcheviques controlaban el soviet de Moscú y el de Petrogrado estaba bajo la presidencia de Trotski, cuando, el 2 de octubre, volví a entrar clandestinamente en la capital rusa. Cuatro días más tarde me presenté disfrazado en el cuartel general del partido para dirigir el alzamiento. El día 7 estallaba la insurrección y las masas asaltaban el palacio de Invierno.
Al día siguiente, fui nombrado jefe de gobierno. La revolución había llegado al poder, pero ahora había que salvarla, y la tarea más urgente para ello  era firmar la paz inmediata, tarea que tendríamos que conseguir.

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